La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Juan 1,14

Dios preguntó a una mujer, María, si le dejaba su vida para poder habitar en las nuestras de una manera más visible y cercana. Quería estar y permanecer en la historia de la humanidad haciéndose humano. Ella con generosidad se lo permitió.
Aunque, Su Palabra ya habitaba entre nosotros; Su Presencia ya vivía y convivía con nosotros y la Creación respiraba su aliento, Dios quiso habitar el mundo en el interior de la vida.
Habitar supone estar y llenar espacios, vivir en y convivir con, es adaptarse a lo que hay y como está, y luego, inundar con la presencia. Así Dios nos habita y permanece oculto en nosotros. De manera respetuosa, y a veces sin que nos enteremos de su presencia.
Escudriñar las Escrituras, habitarlas, ellas hablan de mí.
Isa
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A esas personas con las que me gusta habitar la Vida: Vicente amigo.-Bolero de Vicente