Nos pasamos la vida tomando decisiones.
Sentimos vértigo cuando la vida llega centrifugando lo que tenemos y hay que cambiar de rumbo.
Hace años tuve una maestra, Mercedes, que me decía que cuando tuviera dudas escuchara “lo que me pidiera el cuerpo”.
Hilvanar poco a poco la vida con Dios y su Palabra es un seguro espléndido para la toma de decisiones en momentos complicados. El Espíritu de Dios trabaja en nosotros, está cerca, y sin darnos cuenta habla con nuestra voz y nuestro cuerpo.
Cuando Jesús necesita tomar una decisión se aparta en soledad, ora y el Espíritu le impulsa. A Jesús le gustaba subir de madrugada al monte. El monte, lugar de las alturas, lugar donde es más fácil encontrar a Dios, lugar donde escuchar su voz y su silencio. Lugar para tomar decisiones junto a Dios.
Una vez tomada la decisión es un error mirar atrás, eso hizo la mujer de Lot y se cristalizó como la sal, petrificó su vida, o aquel que araba mirando para atrás.
Una mirada valiente y confiada hacia delante con la tranquilidad de que Dios ha estado presente en la decisión.
Isa
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Una música: Gonzales. – The Tourist (2:51)