Hace años tuve una maestra que me enseñó a leer la Palabra de Dios.
Ella me decía : «los profesores de Biblia tenemos el peligro de leer la Palabra de Dios pensando solo en los alumnos, y digamos: –esto no se me debe olvidar para enseñarlo en clase- con el riesgo de no aplicarlo en nosotros mismos. Por tanto, primero vive tú la Palabra, no te olvides de ti, intégrala en tu vida, y así luego lo transmitirás los demás».
María vivió esto en su piel de mujer y gracias a eso, transmitió lo depositado en lo más profundo de su ser. Todo se encarnó en ella y luego dio a luz a Jesús.
Isa
Stabat Mater (Mov. 1º) .- Pergolesi (4:42)