Unas veces el tiempo vuela, pasa como una exhalación, y otras es eterno, lento en el paso del momento. Vivimos situaciones que pasan volando, que duran poco, son momentos que cuando empiezan ya terminan. Cuando estamos disfrutando de ellos no somos conscientes del paso del tiempo, y sin embargo lo vivido se va evaporando, se va fugando como el sol en el horizonte al final del día, sin sentir, sin oír el tic-tac que lo despide. El sol marca el tiempo y la luna lo templa, la noche sumerge en lo vivido.
¡Qué rápido pasa el tiempo cuando se tiene deseo de vivirlo! El tiempo es una medida marcada por el sentimiento, pasa veloz cuando está lleno de amor, de deseo, y es lento cuando de ello escasea o se baña de dolor o sufrimiento.
¡Qué lentas se mueven las manillas en ocasiones! Dice Jesús: «Tengo que pasar por un bautismo y ¡qué angustia hasta que se cumpla!» Lc 12, 49. Pero el tiempo es imparable para lo bueno y para lo malo, así lo quiso su creador. Todo tiene su momento y cada cosa su tiempo bajo el cielo, lo amoroso y lo tedioso. Todo lleno de sentido si confiamos en que Dios habita con nosotros en el tiempo.
Isa The King´s Speech.- Alexandre Desplat ( 3:55____________________________________________________________
EL TIEMPO EN LA BIBLIA (1ª parte)