Para introducir esta tercera parte de “MANOS HUMANAS, LA MANO DE DIOS”, he elegido este cuentecito, tan delicioso, que se llama “Huellas”, donde se nos habla de la mano de Dios que nos lleva, acompaña y conduce como un Padre:
que habéis recorrido por el desierto hasta llegar aquí,
con el cuidado con que un padre lleva a su hijo”.
Dt 1, 31
«Una noche un hombre soñó que se paseaba por la playa con nuestro Señor.
En el cielo aparecieron escenas de su vida con dos series de huellas en la arena: una de él y la otra del Señor.Al aparecer la última escena delante de él, tornó su mirada hacia atrás y
notó que muchas veces en el camino de su vida sólo había una serie de
huellas en sus momentos más tristes y deprimidos.Esto le molestaba tanto que preguntó: -Señor, me dijiste que una vez que
decidiera seguirte caminarías conmigo toda la distancia, pero he notado que
en los momentos más difíciles de mi vida sólo hay una serie de huellas. No
comprendo porqué cuando más te necesitaba tú me dejabas solo.El Señor le contestó: -Hijo mío, te amo y nunca te he abandonado. En tus
momentos de prueba y sufrimiento, cuando tú sólo ves una serie de huellas,
era entonces que yo te cargaba…»
Un saludo,
Isa Cano
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Bach – Cello Suite No.1 i-Prelude (2:37)