“Bienaventurados los que lloran…”
La vida nos da muchos motivos para llorar, para estar tristes.
Hoy lloramos por la desolación, la guerra, la injusticia y la muerte.
Lloramos por nosotros, lloramos por los demás, lloramos por el mundo.
Sufrimos porque cuando cerramos los ojos tenemos la capacidad de ver cómo sería la perfección de las cosas, y cuando los abrimos nos ciega lo poco que se parece a la realidad.
…Porque ellos serán consolados”
La vida nos trae el consuelo de la mano del Amor y la solidaridad.
Un consuelo que tiene manos divinas y humanas que acarician el corazón dolido, acompañan en el llanto y transforman en el olvido. Un consuelo encarnado en la presencia del amado, de los amigos, en el tiempo sin reloj, en el espacio sin fronteras, en la esperanza del paraíso que vendrá.
Bienaventurados los que están tristes, los que sufren, los que lloran porque ellos recibirán el divino consuelo. Amén.
Isa
(Ilustración Ana Cervera. Orar con sencillez de Corazón. Nuestro Padrenuestro. PPC)